Las personas somos tan idiotas que nos gusta vestirnos de una realidad que no es la nuestra para gustar a los demás. Dicho así parece absurdo, sin embargo es cierto.
¿O es que en algún momento alguien negaría que intentó aparentar algo que no era?
Lo cierto es que es más fácil así: darle unos toquecitos de maquillaje a la verdad, echarle un buen vestido sobre los hombros y darle unos buenos zapatos para que eche a correr. ¿Y qué conseguimos con ello? Pues sacamos unas cuantas sonrisas de la gente que nos rodea y un reflejo en el espejo. ¿Pero un reflejo por qué? Pues porque nuestra realidad maquillada se mira al espejo
Y cuando la miramos, es decir, nos miramos vemos una pura apariencia. No somos nosotras. He aquí una piel que no siente lo que tú, unos ojos que no ven lo que en verdad hay, unos labios que no pueden decir lo que piensan... pero es ella, nuestra realidad maquillada: la que hace que la gente nos sonría.
¡Ay, espera! Mira tu realidad maquillada que bonita es, ¿pero qué te pasa? ¿Por qué no sonríes tú también? Vaya es cierto, no puedes. Con ella a cuestas te es imposible expresar lo que sientes
¿Qué pensáis del maquillaje de la realidad? ¿Unos toquecitos?