“Esta tarde, en una de esas conversaciones de amigas, he revivido un momento que marcó el final de una etapa en mi vida.”
¿Quién no ha dicho esto
alguna vez?
Como ya sabemos, todo
en este largo camino es cuestión de fases, etapas, llamémoslo capítulos… qué
más da. El caso es que recordar lo que nos ocurrió “aquella vez” siempre trae
consigo esas imágenes nostálgicas o amargas, según como se mire. A todos estos
recuerdos convertidos en imágenes y sonidos lejanos se les añade algo:
Nuestra perspectiva
actual sobre el pasado.
Seguramente si antes compartimos
momentos con una persona con la que ahora no nos llevamos bien, nuestros
recuerdos se manchen un poco de resentimiento. De igual modo ahora, pasados los
años, podemos ser menos rencorosos en nuestros recuerdos con aquella que tan
mal nos caía…
Y continuando con la
perspectiva, ¿no nos vendrá a la mente el arrepentimiento de lo que no hicimos?
A menudo la gente dice aquello de:
“si pudiera volver atrás…”
Pero NO PUEDES. Nunca
podrás.
Las películas, como
bien sabemos, eligen lo mejor de cada situación y la hacen única.
“Es demasiado bonito
para ser verdad”, dicen algunos. Y con
esta creencia popular: siempre nos quedaremos imaginando momentos de película
que nunca fuimos capaces de realizar, momentos en los que no dijimos aquellas
míticas palabras que nos llevarían a vivir un sueño, momentos que nos dejarían
sin aliento…
Ahora mismo, tú estás
recordando un momento en el que te cortaste y no fuiste capaz de hacerlo. No te
preocupes, hay una solución: RECONDUCE LA RABIA.
No ocupes tu tiempo
lamentándote por lo que no hiciste, ya cerraste ese camino con tu inercia.
Vamos, abre un nuevo camino.
Sólo
tienes que elegir el momento, hacerlo tuyo en ese instante y crear un momento
de película que marque tu camino.
Lo que pasa es que hay películas de muchas formas: trites, alegres, extremadamente felices, aburridamente tópicas, extrañas, sosas, con finales abiertos... Realmente no elegimos qué vivir o qué tipo de película crear, eso es un bulo. Los únicos que son capaces de hacerlo son los guionistas y directores con el suficiente capital...
ResponderEliminarSi hablamos de la vida es totalmente diferente. Es cierto que eligimos, en parte, qué vivir y de qué manera. Pero existe la reciprocidad, quizá todas las películas no sean válidas porque, a veces, se necesita de otro para llevarlas a cabo.
No digo que no se pueda llevar a cabo una película por uno mismo, pero la vida es una sucesión de momentos compartidos con gente muy dispar. Hay cosas que decidimos por voluntad propia y hay otras que hacemos por los otros, con su ayuda, con su respaldo. Sin estos, a veces, no llegaríamos a nada.
Es fácil decir ponte a grabar una peli, busca tu momento, tu ocasión. Es fácil, es cierto, solo hace falta estar en el lugar y momento adecuados.
Tienes razón, a veces necesitamos de los demás para crear esos momentos, no ya románticos, sino recuerdos felices. Como por ejemplo, cuando estás rodeada de tu familia y sientes una gran felicidad de estar así.
EliminarLas películas siempre tienden a embellecer la situaciones, las relaciones, etcétera. No digo que no pueda ocurrirle a cualquiera pero no suele ser lo que ocurre en la vida real.
Y es horrible cuando se te presenta un momentazo, de esos en los que sabes que tienes que actuar, y que por razones dispares no haces nada para cambiar la situación.
Me encantan esas entradas que hacen reflexionar! :)
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ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que comentáis, y por cierto, me alegro un montón de que os intereséis por mis reflexiones en este blog. =)
ResponderEliminarCon el símil de las películas me refería a ser capaz de llevar adelante lo que deseas y en momentos precisos decir: "¡venga, a por ello que voy!" Aunque es cierto que necesitamos de otros para llevar a cabo algunos, lo que sí está en nosotros mismos es el deseo de emprender proyectos y afrontar nuevas situaciones.
Y, aunque no tengamos esos productores de las películas que las embellecen, sí podemos ser los guionistas de nuestra vida.