jueves, 16 de mayo de 2013

Reinventando a... La Fuga, Por verte sonreír


Después de un largo período sin escribir por aquí, vuelvo con las canciones. Espero que os guste mi reinvención de "Por verte de sonreír" de La Fuga. Siempre sus canciones son puras historias, genialidades que me inspiran. Recomiendo escuchar la canción con su letras tras leer el micro-relato ^^


Entré al bar, bueno, a un bar. De vez en cuando me gusta ir a uno cualquiera, esperando que nadie me reconozca. De música de fondo sonaban los acordes de mi guitarra, esos que tantas veces he practicado. Acordes vacíos, sin letra. Nadie más los escuchaba, danzaban en mi cabeza. Me senté en una mesa, esas robustas de madera, típicas de bar. Y entonces saqué mi cuadernillo de notas. A veces la gente me pregunta cómo es tener en las manos el poder de decirle al grupo qué canción cantaremos. Algunos fans, de esos próximos que se atreven a darte golpecitos en la espalda porque fueron los primeros, me sueltan: ¿Qué se te ha ocurrido para el próximo tema? Nunca contesto. Ser cantautor es difícil, sobre todo cuando se te cierra el portal de la creatividad. Así que bien, entre en un bar perdido, de los que cuentan nuevas historias. Y me encontré una que ya era vieja.

Se trataba de una silueta desdibujada por el ir y venir del camarero hacia la terraza, tan solo una idea pasada. Nunca mi mente me había gritado tantas veces: “¡disimula, hombre!” Mi mano dejaba escapar pequeñas líneas sin sentido sobre el cuadernillo, mientras mis oídos se agudizaban. Los fragmentos de su voz comenzaron a cobrar vida, con el lejano susurro vinieron imágenes. Usé el móvil como espejo, tal como hacen las chicas, para tirar de de la barba desaliñada y de unos cuantos mechones desordenados. ¡Pero mírate, tío, ni comparación con ella… cómo pasa el tiempo! Yo siempre había sido de esos que llegan mal y tarde en la vida, dejando promesas a los lados del camino y negándome a echar raíces. Aunque la música, las guitarras y el grupo eclipsaron todo ello, de vez en cuando asoma por ahí mi barba desaliñada. Y mi yo más desastre.

Desde lejos la escuchaba comentar con su amiga cómo de bien le iba la vida, sin más detalles, porque yo solo quise captar eso. Mi café ya estaba frío, el cuaderno lleno de garabatos y mi trasero sin levantarse de la silla para saludar. ¿Qué iba a decir yo si fui el que dijo no? ¿Con qué derecho me creía? Su sonrisa era mi debilidad, solo debería haberle dicho que si alguna vez le mentí fue por verla sonreír. Y nunca me quedé para verla llorar.

Huí al local del grupo, solo había una frase en mi mente: hace tiempo prometí escribirte una canción… Así que sorbí el vaso de whisky y mi guitarra dejó volar los acordes. Aquella noche enloquecí en mi vacía actuación.




jueves, 28 de febrero de 2013

#RETO SEMANAL... MENSUAL! Noches Reversibles de Love of Lesbian.




Cumpliendo con mi deber blogger, os dejo mi resultado de este reto. He de afirmar que ha sido especialmente difícil ya que no encontraba la canción que terminara de ajustarse a la temática que me andaba rondando. Aquí el resultado.



-¿No ves que lo nuestro es raro? ¿No puedes dejar de hablarme y marcharte?

“Ya lo intenté una vez y tu sonrisa me agarró, tus manos me pidieron a gritos que imaginara acariciarlas y tus ojos me pidieron que te contemplara.  Así que aunque tu vida haya cambiado, sigo viéndote en la distancia. Mil besos desconocidos no cambiarán un solo recuerdo de los tuyos, mil vidas más no olvidarán la que dejamos pasar”.

El silencio poseyó su instante, en realidad no respondió a su pregunta. Él era así, sabía que necesitaba mantenerse en guardia y no flaquear. La lluvia ahora caía intensamente, les había atrapado. Empezó con gotas inocentes, así, sin querer. Manchando un poco la chaqueta, sin que se note. Oscureciendo luego la tierra, como su presente. Derramando su transparencia, impactando con fuerza. Creando un presente, digo un suelo, más poroso e incierto.
Desde la mañana ella se había preguntado tantas veces qué hacía allí, por qué buscaba su presencia en los rincones. No tenía respuestas para sí misma, ignoraba por qué su locura le llevó a encontrarse con él. Des del principio del día el cielo gritaba truenos, anunciaba romperse: hasta que sucedió. Fue cuando no dejaron pasar más tiempo y el destino los reunió. Todo era absurdo pero resultaba tremendamente genial. Fue el día en que se dieron cuenta de que aunque ahora esté en mil pedazos, algo sigue intacto, no logra romperse.

Mientras él esperaba a que el té dejara de fumar un poco, se entretuvo con el saquito de azúcar, removiendo, dándole la vuelta, alterándolo:
-¿Te imaginas si las noches fueran reversibles?
-¿Te refieres a si pudiésemos darle la vuelta a la vida sólo por la noche? -Inocentemente, a penas sin sostenerle la mirada, absorta por la cortina de agua que caía, le respondió.
-Quizá, sé que te reirás, que para ti no tiene sentido ya ahora. Pero así volvería a revivirlo sin dudar, sería un sueño espectacular.
-Los sueños pueden saborearse durante horas. Allí vemos lo que hemos perdido y lo que podríamos haber ganado. Son historias que contar… -la cucharilla giraba sin cesar, danzando en la taza de chocolate. Ella temía detenerse y verse observada por unos ojos llenos de preguntas.

Las tazas se vaciaron, sus divagaciones y medias verdades por decir quedaron colgadas en un tiempo suspendido, mecido por el viento del “no debería decir esto”. Salieron sin saber hacia a dónde ir,  a merced del pequeño parón que había hecho la lluvia. Caminaron uno al lado del otro, con las manos en los bolsillos. Quién sabe si por el frío o por evitar que su piel se encontrara. Las obesas gotas empezaron a caer sin prisa, pero sin pausa; la cortina de agua no tardaría en desplegarse. Y, sin previo aviso, ella detuvo sus pasos y liberó la tormenta:
-¿Sabes? Más que la teoría de hacer reversibles las noches, a mí me gusta la de los universos infinitos. Cuando fuimos jóvenes caímos en picado porque fuimos nubes con la mente… y eso es irreversible. Lo que yo realmente deseo es encontrarte en un universo paralelo. Quiero allí acariciarte hasta cansarme, decirte que des del primer momento en que te vi me contagiaste de tu vida, allí empezar una vida paralela junto a ti.


















jueves, 31 de enero de 2013

Somos diferentes en el amor


Lo que nos pasa por dentro de Punset me ha hecho dejar un poco de lado nuestro reto con las canciones. Me apetece compartir con vosotr@s unos pedacitos de un capítulo del libro que han conseguido en mí algo de aprendizaje. Destacaré pues uno dedicado al amor y, de forma más concreta, a las diferencias. 
Dicen que después de tener sexo los hombres sienten ganas de dormir y las mujeres de pensar. Dicen que los hombres lo necesitan más que ellas y que piensan siempre en el tema. Dicen que cuando hay un problema las mujeres quieren hablar y los hombres permanecer callados... ¡Tantas cosas dicen! Y tantas que  comprobamos cada día. 
Existen montones y montones de literatura sobre el amor, miles de canciones que lo inventan y otras tantas películas que lo ilustran. Incluso en el séptimo arte se proponen preguntas como: "¿Qué les pasa a los hombres?" Y a pesar de las divagaciones, los ensayos, las opiniones... existe algo inapelable: la ciencia. ¿Es ciencia el amor? Esta es una amplia cuestión que nos ofrecerá nuevas y sustanciosas entradas. Sin embargo, el tema que hoy me ocupa es la diferencia en el amor entre hombres y mujeres. 
                               
"Cada uno se limita a ser consecuente con su naturaleza y a cumplir con su destino". Todo nace en nuestro cerebro, de forma innata no se activan las mismas partes del cerebro en hombres y mujeres cuando surge la atracción. Ellos necesitan ver para enamorarse, ellas escuchar y recordar. Nos encontramos "programados" para actuar así: el ojo del macho está entrenado para seleccionar a una hembra que muestre genes con buena salud, en cambio las hembras buscan la presencia de un compañero fiel que les acompañe en la crianza de la descendencia. El cerebro de los hombres tiene un hipotálamo (la parte donde reside el impulso sexual) 2,5 veces mayor que ellas, mientras que las mujeres cuentan con neuronas espejo más desarrolladas que les permiten una más eficiente expresión emocional. 
 ¿A dónde nos puede llevar esto? Debido a estas perspectivas tan diferentes, resulta complicado adaptarse a brindarle al otro lo que necesita para amar. 



Quizá nunca os hayáis planteado una discusión de pareja o una incompatibilidad desde el punto de vista científico. Pero si hay algo comprobado según afirma Punset: "tenemos vivencias diferentes porque partimos de organismos distintos". Os propongo que la próxima vez que penséis un: "no me entiende", "nunca me pregunta cómo me siento", "siempre va directo al grano"... lo transforméis en un: "no puede ver el mundo como yo lo hago".