martes, 25 de enero de 2011

Todo tiene un precio


Vamos a comprar al supermercado para comer, nos vamos de tiendas para nuestros caprichos, pagamos las facturas por tener una buena calidad de vida...
¿Y quién no ha oído aquello de: hay cosas que no se pueden comprar”? El amor, el afecto, los sueños...
A pesar de ello hay quien dice por ahí que todo tiene un precio en este mundo. ¿Alguien ha sentido alguna vez que tuvo que dar algo a cambio de otra cosa? Hay quien siente que su felicidad tuvo un precio, que tuvo que sacrificar algo. Pensadlo bien, nada es gratis.
Pero yo pienso que este enfoque es lógico, es normal que no podamos tenerlo todo a la vez. Pienso que si ahora somos felices hemos ganado una cualidad, un estado personal; entonces tenemos que haber perdido algo. Perdimos a ese yo triste, a ese yo que no había aprendido suficiente. Todo no cabe en el saco de la vida.
¿Sentís que tuvistéis que pagar un precio por vuestra felicidad?