Siguiendo en la onda del reto de escribir el micro-relato inspirado en una canción, os dejo una tímida aproximación a la letra "Tanto" de Pablo Alborán. Dedicada a dos bloggers fans de este cantante :)
En aquellas tardes que amenazan con hacer llorar al cielo, al girar una
esquina, sus palabras desaparecen. Dejan de pensar en todo lo que llena su
cabeza, ambos se miran de arriba abajo. Entran en la mirada del otro, buscando
algo dentro.
Desde la última vez que se vieron los años han pasado, la gente les dice
que han cambiado, que ya no tienen esa cara de niños de la adolescencia. Pero
de repente el destino baraja sus cartas y los enfrenta en la mesa de juego.
Alma se pregunta por qué dejaron de hablarse, por qué las palabras se
interrumpieron entre ellos por tanto tiempo. Ya casi había olvidado la rabia
del silencio que los meses se habían ocupado de apagar. Casi, porque ahora mira
a Mateo y reconoce ese brillo que provocaba en ella latidos adolescentes. En
este instante el tiempo está suspendido en las cuerdas del pasado, y Mateo está
meciéndose en ellas. Su mente está buscando las palabras idóneas, mas sólo es
capaz de susurrarle al oído:
-Puedo.
El tiempo les espera
para continuar, ella no responde y el brillo en los ojos de Mateo recorre
lentamente su cuerpo.
“Alma… puedo aprender a quererte de nuevo. Tan
solo con la mirada ya puedo recordar cómo se me erizaba la piel cuando te rozaba lento. ¡Puedo esperarme un minuto… lo que necesites…! Para que pienses mis besos, mi cuerpo y mi fuego.
¿Recuerdas cuando nos escondíamos, nos
besábamos de pronto? Mírate, estás tan guapa. Después de todo tú me has
enseñado algo grande, he aprendido a evitar
la mentira. Aunque no te he contado
que toda la gente que me prometía
sus favores me dejó solo. Sé que no
me crees, que dudas, pero… ¡te debo
tanto! Piensas que no fuiste importante para mí porque no hice suficiente
por ti, lo siento tanto… pero yo sé
que te debo mucho. Siempre te he
tenido presente, no dudes… ¿por qué
dudas? Quiero aprender a quererte de nuevo.”
Mateo sólo ha podido
susurrarle “puedo”. Alma no sabe qué decir, la última vez tan solo le pidió un
abrazo y él desapareció sin dárselo. Esperarán a que el destino vuelva a
barajar sus cartas, porque el cielo ha comenzado a llorar. Se marcharán mirando
atrás para ver cómo camina el otro en dirección opuesta, recordando que cuando
se conocieron también llovía.