Aquí os dejo la historia de Libertad, nace a partir de la letra "Las cosas que he visto" de Eros Ramazotti. Libertad es joven y llena de pasión por la justicia, pero nunca sabremos si las experiencias acallarán su voz.
-Libertad,
no entiendo por qué ayer te pasaste una hora metida en un autobús, caminando
media hora cargando con una pesada pancarta. Y total… ¡Para pasarte toda la
mañana en medio de una aglomeración!
La
multitud gritaba pareados que denigraban al gobierno. Se oían de fondo algunos
pitidos y aún más a lo lejos, los helicópteros de vigilancia que acababan de
sembrar la zona. Libertad siempre ha sido bajita y, como decía su abuela, “algo
canija”; pero eso no importa, al menos su pequeña presencia ocupaba un espacio
entre la multitud. Miraba a lo lejos y tan solo veía banderas de opiniones
diversas que le cubrían la cabeza, ondeando al viento que llegaba. Se acordó de
que las banderas suelen ondear hacia el viento que predomina… nunca le han
gustado las banderas. La mente de Libertad comenzó a volar entre los recuerdos
de Mozambique, hace ya dos años que la idea de viajar allí como voluntaria la
atrapó y ya no se pudo deshacer de ella. Los niños sin escuela, danzando por
las calles buscando comida, la tierra sedienta, pueblo enteros a la deriva
llenos de hambre… Por eso, había decidido que aunque las vivencias con aquella
gente le quedaran ahora lejos, dejaría su granito de arena escribiendo en su
pancarta. Haciéndose ver aunque sea como un punto en una gran masa, porque
sabía que no quería leer el estupor de la miseria en su tierra. Ahora, algunas
banderas habían avanzado hacia adelante, y se las imaginó en la televisión o en
los libros de historia de su descendencia. Se negaba a que la siguiente página
de esos libros fuese la imagen de la desolación, el poder de la corrupción, el
valor de la mentira en las elecciones… Libertad sabía que su vida se escribía a
cada línea, a cada acción por pequeña que fuese. Se sentía pequeña entre tanta
gente, pero sabía que su voz no puede quedarse callada.
Empezaron a correr.
Libertad mira por todas
partes y la gente le adelanta por todos sus lados.
-¡No os vayáis, hay que
luchar contra este horror…!
Nadie la escucha, salvo
un grupo de hombres con casco vestidos de oscuro que la apresan. Libertad ha
perdido su pancarta, pero no su voz… de momento.