Cumpliendo con mi deber blogger, os dejo mi resultado de este reto. He de afirmar que ha sido especialmente difícil ya que no encontraba la canción que terminara de ajustarse a la temática que me andaba rondando. Aquí el resultado.
-¿No
ves que lo nuestro es raro? ¿No puedes dejar de hablarme y marcharte?
“Ya
lo intenté una vez y tu sonrisa me agarró, tus manos me pidieron a gritos que
imaginara acariciarlas y tus ojos me pidieron que te contemplara. Así que aunque tu vida haya cambiado, sigo
viéndote en la distancia. Mil besos desconocidos no cambiarán un solo recuerdo
de los tuyos, mil vidas más no olvidarán la que dejamos pasar”.
El
silencio poseyó su instante, en realidad no respondió a su pregunta. Él era así,
sabía que necesitaba mantenerse en guardia y no flaquear. La lluvia ahora caía
intensamente, les había atrapado. Empezó con gotas inocentes, así, sin querer.
Manchando un poco la chaqueta, sin que se note. Oscureciendo luego la tierra,
como su presente. Derramando su transparencia, impactando con fuerza. Creando
un presente, digo un suelo, más poroso e incierto.
Desde
la mañana ella se había preguntado tantas veces qué hacía allí, por qué buscaba
su presencia en los rincones. No tenía respuestas para sí misma, ignoraba por
qué su locura le llevó a encontrarse con él. Des del principio del día el cielo
gritaba truenos, anunciaba romperse: hasta que sucedió. Fue cuando no dejaron
pasar más tiempo y el destino los reunió. Todo era absurdo pero resultaba tremendamente
genial. Fue el día en que se dieron cuenta de que aunque ahora esté en mil
pedazos, algo sigue intacto, no logra romperse.
Mientras
él esperaba a que el té dejara de fumar un poco, se entretuvo con el saquito de
azúcar, removiendo, dándole la vuelta, alterándolo:
-¿Te
imaginas si las noches fueran reversibles?
-¿Te
refieres a si pudiésemos darle la vuelta a la vida sólo por la noche? -Inocentemente,
a penas sin sostenerle la mirada, absorta por la cortina de agua que caía, le
respondió.
-Quizá,
sé que te reirás, que para ti no tiene sentido ya ahora. Pero así volvería a
revivirlo sin dudar, sería un sueño espectacular.
-Los
sueños pueden saborearse durante horas. Allí vemos lo que hemos perdido y lo
que podríamos haber ganado. Son historias que contar… -la cucharilla giraba sin
cesar, danzando en la taza de chocolate. Ella temía detenerse y verse observada
por unos ojos llenos de preguntas.
Las
tazas se vaciaron, sus divagaciones y medias verdades por decir quedaron colgadas
en un tiempo suspendido, mecido por el viento del “no debería decir esto”. Salieron
sin saber hacia a dónde ir, a merced del
pequeño parón que había hecho la lluvia. Caminaron uno al lado del otro, con
las manos en los bolsillos. Quién sabe si por el frío o por evitar que su piel
se encontrara. Las obesas gotas empezaron a caer sin prisa, pero sin pausa; la
cortina de agua no tardaría en desplegarse. Y, sin previo aviso, ella detuvo sus
pasos y liberó la tormenta:
-¿Sabes? Más que la
teoría de hacer reversibles las noches, a mí me gusta la de los universos
infinitos. Cuando fuimos jóvenes caímos en picado porque fuimos nubes con la
mente… y eso es irreversible. Lo que yo realmente deseo es encontrarte en un
universo paralelo. Quiero allí acariciarte hasta cansarme, decirte que des del
primer momento en que te vi me contagiaste de tu vida, allí empezar una vida
paralela junto a ti.