“¿Cómo aprovecho mi tiempo?” Esta pregunta es, sin duda, la más olvidada por nuestra sociedad a día de hoy. Por este motivo creo que es bien importante a la par que interesante dedicarle un breve espacio de mis quehaceres.
Si deseamos sugerir un picor incómodo en la mente de la gente ocupada podemos preguntarle: “¿cómo aprovecha usted su tiempo?” Entonces ellos dudarán un poco antes de responder pero, para no traicionar a sus ideas preconcebidas sobre el tiempo, responderán: “yo siempre aprovecho mi tiempo, ¡a todas horas estoy haciendo algo!” Quizá algunos que sean más holgazanes respondan: “sé que me quedan un montón de cosas por hacer, pero no me apetece hacer ninguna… no me atraen”.
Aunque con ligeras diferencias, la mayoría de la sociedad no para. No tienen tiempo para nada, siempre están ocupados. “Es que tengo que ver este programa de televisión”, “Es que me están esperando, no puedo faltar a esa cita…” Rellenan su tiempo de actividades y compromisos para sentirse útiles.
Y ahora es cuando viene la pregunta siguiente: “¿qué es para usted aprovechar el tiempo?” Entonces ellos nos responderán que es “hacer algo”. Yo pienso que esto no es cierto, se equivocan…
Siempre he pensado que tenía que aprovechar el tiempo, que no me gustaría llegar a los cuarenta años habiendo derrochado las horas frente a un televisor o leyendo revistas de la prensa del corazón sin aprender nada más. En mi opinión, una persona está aprovechando su tiempo cuando aquello que hace lo lleva a ser mejor persona. Sé que pueda resultar demasiado idealista, pero ésta es la base. Los matices vienen después.
He leído bastantes libros de psicología positiva, olvidando ahora todos los que me quedan por leer. También he leído novelas de literatura barata o revistas sin sentido. He escrito muchas líneas de cuentos simples e incoherentes, he escrito exámenes llenos de conceptos aburridos, he escrito palabras de reflexión en un trozo de papel e incluso me he propuesto escribir una novela.
Hasta llegar a un punto en el que he encontrado la importancia de pararse a pensar unos segundos al día, aunque sólo sea en ese breve instante en el que te acuestas hasta que te quedas frito en la cama. Creo que una persona realmente tiene conciencia de sí misma, de sus virtudes y defectos, cuando se plantea qué hace con su vida. Llegada a este punto descubrirá si aprovecha bien su tiempo o no. Porque ser dueño de su tiempo es diferente a “hacer muchas cosas”.
Hasta llegar a un punto en el que he encontrado la importancia de pararse a pensar unos segundos al día, aunque sólo sea en ese breve instante en el que te acuestas hasta que te quedas frito en la cama. Creo que una persona realmente tiene conciencia de sí misma, de sus virtudes y defectos, cuando se plantea qué hace con su vida. Llegada a este punto descubrirá si aprovecha bien su tiempo o no. Porque ser dueño de su tiempo es diferente a “hacer muchas cosas”.
Pienso que la mente, al final de nuestra vida, es un conjunto de recuerdos, aprendizajes y reflexiones. Una maleta llena de imágenes pero también repleta de preguntas y respuestas. Son cuestiones que nos hemos ido planteado a lo largo del tiempo y que nos sirvieron para 3 formas distintas: para continuar como estábamos con inercia, para seguir avanzando así o para tratar de enmendar nuestros errores.
No voy a negar mis fallos. A veces me paro a ver en la televisión programas con poco sentido, a veces me ofusco a pensar sin ninguna pregunta que me dirija y a veces pienso que no estoy haciendo todo lo que podría para ser mejor. A pesar de ello, siempre me asalta esa duda: ¿estoy aprovechando mi tiempo? Entonces, a veces con más pereza y otras con menos, trato de contestar a la pregunta.